Introducción.
Los animales eran un elemento fundamental, podemos notar su presencia en muchas cosas: vasijas, esculturas, códices, pinturas, construcciones, incluso en los nombres de los dioses y de las personas. Algunos animales eran considerados sagrados y por sus características podían estar asociados a alguna divinidad mesoamericana.
La adivinación era otro elemento en el que los animales tenían un papel primordial. En el presente texto hablaremos en específico de los agüeros y su relación con algunas especies como felinos, aves e insectos. Fray Bernardino de Sahagún en su obra Historia general de las cosas de la Nueva España ofrece una amplia información sobre el tema.
Los animales y los agüeros.
Para las culturas mesoamericanas, los sonidos o la presencia de algunos animales en ciertas circunstancias tenían algún significado, ya fuera el pronóstico de alguna enfermedad, maleficio o la muerte.
En el caso de los felinos, se decía que si alguien andaba por el monte y escucha el rugir de alguna fiera esto podía ser señal de varias cosas: la persona que lo escucho estaba próxima a morir en la guerra o a causa de alguna enfermedad; también podía ser que alguno de sus hijos o hijas fuera esclavizado; o algún infortunio vendría para la familia.
Los mexicas creían que los zorrillos era la imagen del dios Tezcatlipoca, por lo que su presencia no podía pronosticar nada bueno. A este animal lo identificaban por el desagradable olor de su orina y cuando se hacía presente en alguna casa era porque el dueño de ella pronto fallecería.
Las hormigas, las ranas y los ratones tienen el mismo significado, anunciar cuando alguien tenía enemigos ocultos y estos estaban atacando de alguna forma, podía ser por medio de la magia.
Por ejemplo, si las hormigas construían su hormiguero en alguna casa, se cruzaba alguna rana o se escuchaba el chillido de un ratón, era porque los habitantes de ese hogar tenían enemigos que los estaban dañando. En este caso se acudía con los brujos para tener un remedio contra ellos.
El caso del tecolote ha sobrevivido hasta nuestros días, es muy común escuchar la frase: “cuando el tecolote canta, el indio muere” y es que, para los mexicas, escuchar el canto de este animal mientras estaba parado sobre alguna casa o en algún árbol cercano, significaba que algún miembro del hogar iba a fallecer. Si en la casa había algún enfermo, esto implicaba la muerte de esa persona. Esta ave era considerada la mensajera de Mictlantecuhtli (uno de los dioses de la muerte) y tenía la capacidad de ir y venir del inframundo.
Si bien ya no tenemos las mismas creencias religiosas que nuestros antepasados mesoamericanos, es importante valorar cuantas de sus tradiciones y creencias han sobrevivido en la actualidad. El tecolote es el claro ejemplo de ello.
María del Carmen Aquino.
Fuentes de consulta:
Sahagún, Bernardino, Fray, Historia general de las cosas de la Nueva España, México, Porrúa, “Sepan cuantos…”, No. 300, 11ª ed., 2013