Navidad Mexicana y Sus Posadas

Rosy Arango rescata tradiciones navideñas de nuestro México.


La noche del 13 de diciembre, Rosy Arango, convirtió al Lunario del Auditorio Nacional en el escenario de una tradicional posada mexicana, lleno de farolitos, serpentinas metálicas y una piñata enorme de 7 picos.

Minutos antes de las 21 horas, los asistentes comenzaron a llegar dándoles la bienvenida con un ponche calientito, preparado por Marthita, cortesía de La Reina Oaxaca. Además se repartieron los aguinaldos que contenían silbatos, canastitas con algunos dulces y un cancionero.

Una vez ubicados en sus lugares, algunos pudieron encontrar una maraca o una pulsera de cascabeles para alimentar el jolgorio. Se anunció la tercera llamada y Rosy, acompañada por los personajes de pastorela del Ballet Folklórico el Huizache de la Ciudad de México, apareció por una de las entradas laterales con un nacimiento en brazos, y cantando la letanía para pedir posada.

El público respondó entusiasmado y así, nuestra Rosa Mexicana inició un recorrido por los tradicionales villancicos mexicanos representativos de varias regiones de nuestro país: “Canto de Pastorela”, “Zagales Pastores”, “El Niño Dios”, “La Rama”, “Somos Inditaralas”, “México Ángel y Pastor” y “Despedimento a José”.

Para acompañarla en coro, Los Miranda, un cuarteto de jóvenes talentosos deleitaron a todos los presentes, mientras que el ensamble integrado por Adrián Carrillo (guitara), Martín Urquidi (percusión), Juan Duarte (arpa, flauta), David y Manuel Ortiz (guitarron), la acompañaron toda la noche.

A la mitad del espectáculo, la temperatura del concierto aumentó, ya que Rosy interpretó una canción dedicada a los 7 pecados capitales, así “Los Agachados” para la gula, “Puñalada Trapera” para la ira, “Lástima que seas ajena” para la envidia, “Cama de piedra” para la pereza, “No tengo dinero” para la avaricia, “Que me lleve el diablo” para la soberbia y “Amarga Navidad”, le pusieron el sabor a la noche.

No pudieron faltar “Mi amigo Nacho” del maestro Chava Flores y la “Amarga Navidad” de José Alfredo Jiménez, seguidas de “Chilpayatito Dios” de Carlos Eguía González.

Para cerrar con broche de oro ¡Dale, dale, dale! la enorme piñata se abrió para que los dulces cayeran y el público pudiera tomarlos como cuando eran niños y celebrábamos posadas tradicionales como hoy en día ya no se usa.

El público respondió de una manera efusiva y al finalizar se acercaron a tomarse fotos con Rosy quien siempre estuvo dispuesta.

Así fue como se vivió este rescate musical que el maestro Oscar Chávez hiciera nos heredó para seguir disfrutando de nuestra música y tradiciones.