Se dice que Javier Solís llegó tarde al cine mexicano, pues para inicios de los años sesenta del siglo XX, el nivel de las producciones mexicanas comenzó a bajar. Aún así, Javier logró filmar 33 películas, en las que tuvo la oportunidad de alternar con muchas estrellas de la época, pero lo más importante, el cine lo ayudó a consolidar su carrera musical.
El cine de Javier Solís era para entretener, para pasar un buen rato, sus películas no tenían mayores pretensiones artísticas. Roberto Rodríguez le dio la primera oportunidad para que saltara a la pantalla grande. En 1960, filmó su primera cinta, “Tres balas perdidas”, al lado de Rosita Quintana, María Victoria y Evangelina Elizondo, en ella se presenta a tres mujeres jóvenes que adoptan los roles de género masculinos; Javier fue en esta cinta un joven llamado Cuco, novio de María Victoria.
A continuación, siguieron otras producciones como “En cada feria un amor” (1960), “Los Forajidos” (1962), “México de mi corazón” (1963), en esta última las interpretaciones musicales tienen un tono patriótico y que son excelentes en la voz de Javier.
Entre otros de sus títulos que destacan, encontramos: “Escuela para solteras”, “Campeón de barrio”, “El Pecador”, “Los tres calaveras”, “Caña brava”, “Los tres salvajes” y la que fuera su última película, “Los tres mosqueteros de Dios”.
Compartió créditos con grandes figuras del momento como Arturo de Córdova, Joaquín Cordero, Resortes, José Elías Moreno, Antonio Aguilar, María Antonieta Pons, Luis Aguilar, Tintan, y Marga López, por mencionar algunos.
Entre sus películas podemos encontrar diversas temáticas, desde crónicas campiranas y de bandolerismo, hasta tragedias urbanas que trataban de reflejar la vida en los barrios pobres de las Ciudad de México.
Las películas de Javier Solís son parte de nuestro patrimonio, también son parte de nuestra historia y su importancia fílmica radica en las canciones que entonaba. Su gran voz no será olvidada jamás.