Semblanza sobre la representación de la Pasión de Jesucristo.
La Semana Santa o Semana Mayor se arraigó en México de manera muy especial en cada estado de la república, de acuerdo con las creencias, religiosidad y costumbres. Para los católicos, una manera de honrar y agradecer a Jesucristo es mediante la representación de su pasión, muerte y resurrección. Sin duda la mayor representación de la Pasión de Jesucristo es la de Iztapalapa en la Ciudad de México.
La representación en Iztapalapa es la escenificación de ciertos pasajes de Jesucristo entre el domingo de ramos y el domingo de resurrección. Se estima que entre el elenco que conforma la representación, se encuentran 173 actores principales, 175 secundarios, más de 500 extras, 2 mil nazarenos, alrededor de mil romanos y más de 100 músicos. Los participantes deben ser originarios de la delegación y es organizada por el Comité Organizador de Semana Santa en Ixtapalapa.
En el 2010 esta tradición fue declarada Patrimonio Cultural de la Delegación Iztapalapa y en 2012 Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México.
En el siglo XIX, alrededor de 1833, una epidemia de cólera azotó Iztapalapa, por lo que una buena parte de la población había muerto. Una década después, en 1843, para dar gracias los habitantes de dicho lugar hicieron una procesión al santuario del señor de la Cuevita, una antigua escultura del Santo Entierro de Jesucristo, a quien le habían pedido que detuviera la epidemia y si se los cumplía, los devotos harían una representación de la pasión y muerte de Jesucristo.
Así, con cambios y adaptaciones sigue viva esta tradición y el pueblo de Iztapalapa sigue cumpliendo su promesa al señor de la Cuevita.
Esta costumbre es devoción, fe y espiritualidad que se puede sentir a cada momento; la pasión de Cristo también es reivindicación, y en ella algunos han encontrado la forma de enderezar el camino; pero, sobre todo es amor, amor a Iztapalapa, amor a su gente y amor a Dios.